Todos sabemos que Chile necesita cambiar. La pregunta es hacia dónde queremos avanzar.
Cómo vivimos y cómo nos relacionamos día a día como país, tiene un origen fundamental: la Constitución.
¿Qué cambia en nuestras vidas la Nueva Constitución?
Una constitución es el conjunto de herramientas (principios, derechos e instituciones de un país) que nos permiten construir un mañana donde vivamos mejor, una hoja de ruta para superar la crisis en la que vivimos.
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No se garantiza que el trabajo sea decente, se restringe la capacidad de las y los trabajadores para negociar y exigir mejores condiciones laborales (artículo 19 N° 16).
El 50% de las y los trabajadores en Chile gana menos de $420.000 y 7 de cada 10, menos de $635.000 líquidos. La brecha salarial de género es del 27%, es decir, las mujeres obtuvieron en 2018 un ingreso promedio de 474.911 pesos y los hombres un promedio de 652.397 pesos. En la pandemia, se ha retrocedido en al menos una década en participación laboral femenina.
La nueva Constitución garantiza el derecho a un trabajo decente, con un salario justo para el sustento propio y de la familia, con tiempo de descanso y derecho a la desconexión donde el jefe no pueda molestarte en cualquier momento. Se prohíbe de forma expresa la precarización laboral, es decir trabajos inestables de bajos salarios que pueden terminar de un día a otro sin que puedas reclamar (art. 46, art. 91). Trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
Economía
La Constitución de los abusos establece normas económicas para que unos pocos se beneficien del trabajo de todos, limitando fuertemente la acción del Estado en la economía y no careciendo de reglas que impidan la concentración de los mercados (art. 19 n° 21). Tampoco se establece a nivel constitucional derechos garantizados para los consumidores.
En nuestro país, el 1% de la población concentra el 49,6% de la riqueza.
Somos el país que más emprende en Latinoamérica, pero increíblemente el que más fracasa, el 97,5% de los emprendimientos cierran antes de los 5 años.
Tenemos un SERNAC, que paradójicamente, puede recibir denuncias de los consumidores pero no puede sancionar a las empresas.
Con la nueva Constitución, se potencia a las pymes y pequeños negocios para que las grandes empresas no se vuelvan a comer a los pequeños. (art. 182 y art. 80) y se establecen reglas para prevenir y sancionar los abusos en los mercados, combatiendo la colusión y los abusos, no más casos “pollo” o “confort”. Tendremos un SERNAC con dientes al que se le otorgan facultades fiscalizadoras y sancionatorias (art. 81). Todo ello, con un Banco Central que seguirá siendo autónomo y velando por la estabilidad de los precios (art. 257 y 358)
Abusos y Corrupción
En los últimos 30 años los costos de corrupción pública superan los $380.000.000.000, lo que equivale a construir 35.000 viviendas sociales o 39 colegios de excelencia.
Hace años estamos estancados en los indicadores sobre percepción de la corrupción pública.
La Constitución de los abusos no menciona la palabra “corrupción”, no se hace cargo de ella. Dejó impunes casos de financiamiento ilegal a la política, caso Penta y permitió que se apruebe la corrupta ley de pesca.
La nueva Constitución, en cambio, condena la corrupción y sanciona los abusos de las empresas, para que, en vez de ir a clases de ética, sean realmente sancionados. Fortalece el Sernac para proteger al consumidor (art 80 y 182 n° 5) y prohíbe tajantemente la corrupción en política, para que nunca más personas corruptas estén en cargos de poder (art 170).
Mujeres
Al 27 de julio de 2022, en Chile se registran 25 femicidios consumados y 84 femicidios frustrados. El 86% de las mujeres ha vivido acoso callejero. El 58,6% de mujeres jóvenes ha sufrido persecución a pie o en auto.
De los 4.040 parlamentarios/as que han pasado por el Congreso en nuestra historia, solo 109 han sido mujeres.
Las mujeres aún ganan en promedio un 27% menos que los hombres en Chile.
La Constitución de los abusos no asegura ningún derecho explícito para las mujeres, en cambio la nueva Constitución, parte desde los problemas reales que vivimos, haciéndose cargo de estos.
La nueva Constitución asegura la verdadera igualdad (art. 25) y una vida libre de violencia (art. 27). Además, todas las personas, especialmente las mujeres, abuelas, madres que han trabajado toda su vida sin reconocimiento, tendrán derecho a pensiones dignas, protección frente a accidentes, maternidad y maternidad (art. 49 y art. 45 nº 2). Y para quienes cuidan y necesitan de cuidados, nunca más estarán solas (art. 50)
Vivienda
El déficit habitacional en nuestro país alcanza las 650.000 viviendas. En Chile, adquirir una vivienda se ha vuelto en una tarea casi inalcanzable para las familias, deben destinar su salario total por 7,6 años para el pago de una vivienda, lo que equivale a adquirir un crédito hipotecario por más de 45 años.
En la actual Constitución no existe el derecho a la vivienda y se permite la especulación inmobiliaria. Es decir, las inmobiliarias pueden subir los precios tanto como quieran
La nueva Constitución nos acerca al sueño de la vivienda propia porque te consagra el derecho de propiedad, es decir asegura que nadie te quite la casa (art 75 d°) y además, que ésta sea digna, es decir no más casas Chubi (art 51 y 52). Se termina con los precios abusivos en la compra y arriendos de viviendas (art 51) y se asegura la entrega de suelos a las personas que llevan años y años esperando.
Pensiones Dignas
En el 2021, casi el 80% de los cotizantes de AFP obtuvo pensiones menores al sueldo mínimo y la mitad no alcanzó los $215.000. El monto promedio de la pensión autofinanciada fue de $257.428 y los hombres recibieron, en promedio, $312.240, mientras que las mujeres obtuvieron un pago promedio de $208.328, es decir, $103.912 menos.
En materia de pensiones, la actual Constitución sólo establece la existencia de pensiones básicas uniformes a través de instituciones públicas o privadas (artículo 19 N°18). Pero sin asegurar condiciones de dignidad.
La nueva Constitución, en cambio, reconoce el Derecho a la Seguridad Social, lo que significa que se obliga al Estado a financiar pensiones para una vida digna (art. 33 y 45). Además, asegura pensiones para quienes realizan trabajos domésticos y de cuidados (Art. 45 N°2), tareas que hasta hoy no eran reconocidas y carecían de protección suficiente.
Salud
En Chile, en cuatro comunas de Santiago se hacen más de 100 bingos al mes para cubrir necesidades de salud y la diferencia de precio de un medicamento entre una cadena de farmacia y una farmacia popular puede llegar a 1.057%.
La actual Constitución no reconoce la salud como un derecho sino sólo la posibilidad de escoger entre el sistema público o privado, lo que significa que sólo quienes tengan la capacidad económica suficiente podrán acceder a la salud privada y quienes no deberán atenderse en el sistema público. (Art. 19 N° 9).
Con la nueva Constitución por fin tendremos salud de calidad independiente de nuestro bolsillo, y se termina que gran parte de nuestro sueldo se vaya en medicamentos. Existirá un nuevo Sistema Nacional de Salud donde el Estado tendrá la obligación de garantizar una salud de calidad para todas y todos, y no será necesario realizar bingos o lucatones para financiar operaciones o tratamientos. Además, no se pierde la libertad de ir a centros privados o públicos, eso sí, se asegurarán mayores recursos para los centros públicos.
Educación
En Chile 1.106.700 estudiantes se han tenido que endeudar para acceder a la educación superior y sólo 27 mil han podido pagar completamente su deuda. El CAE registra 342 mil morosos y la deuda estudiantil supera los US $10 mil millones.
En la Constitución de los abusos se garantiza el acceso a la educación parvularia y escolar (sin un estándar de calidad), pero nada se dice sobre la educación superior (art. 19 Nº 10), lo que se ha traducido en endeudamiento y discriminación en el acceso.
En la nueva Constitución se prohíbe expresamente el lucro el sistema educativo y asegura una educación de calidad para todas y todos, independiente de nuestro bolsillo. Ya no habrán más deudas gigantes por estudiar y se igualará la cancha sin perder las oportunidades que ahora tenemos, permitiendo la existencia de establecimientos públicos y privados que representen la real diversidad de visiones de nuestro país. Por último se mantiene la libertad de enseñanza para que madres, padres y apoderados puedan escoger el tipo de educación de sus hijos.